FLINGAR IMPERIALIS

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Cronica VIII

Light Daemon: Furia Salvaje







Por los verdes prados huyó el infame Light Daemon, espoleando duramente a Mick Juggernaut; y su pensamiento estaba centrado solo en destruir la Ciudad-Estado de Flingar. Huía derrotado, más no desesperanzado, y quisieron los azares de la suerte que hallara en su camino una caverna escondida en el paso entre dos montañas. De lejos no podría verse, y aún al acercarse costaba distinguir sus contornos. Siglos de desmoronamientos hacían que la entrada a la caverna permaneciese oculta a los ojos mortales.






Pero no fue con la vista que Light Daemon percibió la cueva. Un sexto sentido, una intuición maldita o un designio oscuro lo llamaron desde adentro. Bufando furioso, dejó su montura y entró resuelto. Avanzó sin duda alguna por pasillos de piedra natural tan grandes y con tantas bifurcaciones que cualquier ser humano se habría perdido irremediablemente en ellos. El tiempo dejó de importar para Light Daemon. ¿Habrán sido meses, años o minutos los que vagó por la penumbra? Ni siquiera él lo supo, porque la idea de poder se acrecentaba en su mente conforme avanzaba. Finalmente llegó a lo que parecía ser el fin del camino.





Una terminación brusca para los monumentales pasillos, coronada por un esqueleto que flotaba a centímetros del suelo en posición fetal. El esqueleto percibió la entrada de Light Daemon al recinto. Se irguió majestuoso, y el caótico comprobó las ricas joyas que adornaban su cuello y sus manos. De sus ropajes solo quedaba un vestigio que indicaba una tonalidad rojiza, desaparecida hace tiempo por las inclemencias del abandono. El esqueleto habló. O mejor dicho, no habló: inundó la mente del caótico con imágenes, con luz y sonido.






Y fue precisamente así como Light Daemon comprendió sobre batallas de la antigüedad, de un tiempo anterior al tiempo, de cuando enormes portales creados por lagartos comunicaban gigantescas ciudades; vio cargas de caballería, vio magias tan terribles que hasta a él lo asustaron, vio el auge, la caída, la lucha eterna, el fin y el principio de incontables generaciones, de dinastías, un cúmulo de siglos frente a sus ojos. Y cuando todo hubo pasado y no hubo más que silencio sepulcral, cuando de las ciudades no quedaron ni siquiera ruinas, cuando el baluarte secreto fue tapado lentamente por las eras geológicas hasta convertirse en las cavernas donde él estaba, cuando todas las lágrimas fueron lloradas y todas las risas se hubieron extinto, recién ahí Light Daemon comprendió lo que el esqueleto quería. Tomó del blanquecino cuello un talismán iridiscente, lo levantó en gesto triunfal y formuló su deseo. El esqueleto pareció sonreír macabramente (aunque eso quizás haya sido sólo una impresión del caótico) y luego se volvió cenizas. La luz del talismán se apagó para siempre, y con el toda la historia del mundo antiguo que aquel lejano rey maldito conocía. A Light Daemon nada de esto le interesaba. Volvió sobre sus pasos a toda velocidad.





Cuando salió, era de noche. Una brisa clara mecía las hierbas. Mick Juggernaut todavía aguardaba. Light Daemon arrojó el talismán lejos y sonrió. Frente suyo, todas sus huestes aguardaban las órdenes. Partieron inmediatamente para Flingar.









Combate


Light Daemon llegó a tierras imperiales hecho una furia. Su montura, Mick Juggernaut, bramaba iracundo y escupía una espuma blanca que tapaba sus amarillentos colmillos. La guarnición flingardiana no fue tomada por sorpresa, sin embargo, gracias al rápido accionar del grupo de exploradores flingardianos, los cuales dieron la alerta ni bien Light Daemon fue visto a lo lejos en el horizonte.



Despliegues.



Los primeros reportes de inteligencia fueron confusos, pero el ver nuevamente en pie a los Demonios Carmesí y a los Masacradores de Pielesverdes fue un duro revés para la moral imperial. Los caóticos desplegaron a lo largo del cinturón externo de granjas flingardianas. Coparon una colina con caballerías y llenaron un claro con infanterías malditas. Ni siquiera esperaron el despliegue de los imperiales: a una orden de Light Daemon, cargaron como diablos.



Detalle del emplazamiento del cañón Asimov.



Este movimiento tomó por sorpresa a los flingardianos, quienes no estaban todavía preparados. No obstante, hubo un cañón (el Asimov) que tuvo en vilo a los presentes. Situado en lo alto de una torre orca abandonada, la pericia de sus ingenieros fue tal que disparando una sola bala, acertaron de lleno en el pecho de Light Daemon. Nubes de humo y chispas llenaron la tarde mientras Light Daemon caía al suelo por la furia del cañón. La marcha del caos perdió su brío y se detuvo por completo; cientos de ojos clavados en su general.






MIENTRAS TANTO:

Mientras todo eso pasaba en tierras flingardianas, los dubnios (vecinos de Flingar) tambien tenían sus propios problemas con el caos. El ejército del infame Xaviice arremetió con furia contra ellos. En la imagen, el refinado tanque dubnio siendo acorralado por enemigos. Reportes posteriores informaron sobre su destrucción esa misma tarde.





Muy lejos de Flingar, en la ciudad en ruinas de Mordheim, una banda de valientes elfos oscuros se enfrentaba a dos bandas rivales, una de las cuales poseía en su haber un gigante. El infame ser puede verse en la imagen dentro de las ruinas centrales. Inteligencia no dispone de más datos sobre esa escaramuza.





El implacable avance del moderno Imperio del Conde Elector hans se hizo patente en esta postal, donde dos tanques de vapor avanzan a la par de un Altar de Guerra para contener una invasión de vampiros. Según trascendió más tarde por fuentes diplomáticas, los imperiales de Hans aplastaron la resistencia de los Vampiros liderados por Peluche.








EN FLINGAR:


La herida fue decididamente perjudicial. La armadura de caótica había estallado por el impacto y él tenía esquirlas clavadas por todo el pecho. Se movió un poco, sus caballeros lo esperaron. Finalmente, se levantó. Una herida como esa habría matado a cualquiera, pero no a Light Daemon. Sacando fuerzas de su odio hacia la humanidad, el malvado caótico supo ponerse en pie y volver a cabalgar sólo con su fuerza de voluntad. Entre los imperiales cundió el pánico.




Sin embargo, el Oberkommando ordenó atacar. Salvas de cañones llenaron surcaron los cielos, los gigantescos motores de guerra imperiales generaron vapor y avanzaron vomitando fuego y pólvora. Los exploradores, apostados en un bosque cercano, salieron a cortar el paso a sus enemigos, librando una lluvia de disparos sobre mastines del caos.



Unidad de exploradores, abandonando la seguridad de los bosques mientras disparan contra mastines enemigos.




El avance caótico retomo el brío. Los imperiales se prepararon a defender el territorio con uñas y dientes. La caballería imperial sufrió el violento embate de Light Daemon y sus caballeros malditos; y en el punto álgido del combate, el general caótico desafió a su homónimo imperial a un duelo. El hombre de fe tomó su biblia y su martillo y trató de golpear a su rival, pero el odio de éste fue demasiado profundo, demasiado arraigado, demasiado caótico. Malherido, el demonio blandió su gigantesco hacha contra el Archilector imperial y le reventó la cabeza de un golpe certero. La pérdida de moral fue inmediata, y los restos de la caballería humana huyeron.



Violento embate de la caballería del Caos contra los imperiales.




Los arcabuceros limpiaron las infanterías enemigas a aplicando cantidades excesivas de pólvora; el tanque MK3 cargó gloriosamente unos bárbaros a caballo, aplastándolos en el acto. Sin embargo, quedó en una posición comprometida y los Masacradores de Pielesverdes lo cargaron por el flanco. Empezaron a golpear su estructura con las armas malditas. Saltaban chispas mientras el metal chocaba contra el metal, y atento a esto la unidad MK2 cargó en su ayuda. El Capitán en pegaso mecánico sobrevoló el campo de batalla y disparó salvas de cohetes contra los caballeros caóticos, pero sin efecto.





El MK2 cargó brioso, su metálica anatomía golpeando con dureza la retaguardia de los Masacradores de Pielesverdes. Llegó y golpeó con furia, pero con poco efecto. Los caballeros malditos mantuvieron la posición. El pegaso mecánico los cargó por un flanco, pero la unidad voladora fue destruida a golpes. El Capitán se puso nuevamente en pie y continuó la carga.



Los caballeros caóticos cargaron por el flanco al MK3, pero el MK2 y el capitán (aunque a pie) respondieron con firmeza.




Light Daemon arrasó la caballería flingardiana y luego masacró una unidad de arcabuceros. Luego se dio cuenta de la violenta carga a la que estaban sometidos sus caballeros y hacia allí partió para socorrerlos. Llegó cuando era demasiado tarde. Apenas si logró hacer algún daño menor a la unidad MK2 antes de tener que retirarse. Sus infanterías se hallaban diezmadas, los Masacradores de Pielesverdes habían tenido que huir y sus propias heridas eran graves. Con un gesto de disgusto, ordenó la retirada.


Los imperiales no iban a aguantar mucho más, y si no se hubiera retirado Light Daemon cuando lo hizo, serían ellos los que habrían evacuado. Sus tanques de vapor tenían graves daños, el general estaba muerto y la caballería perdida. La dotación del cañón Bradbury yacía muerta en los bosques y había un clima de derrotismo generalizado.





Epílogo

Aunque se había logrado contener el nuevo y sorpresivo avance caótico, las bajas habían sido cuantiosas para ambos bandos. Los imperiales tuvieron que replegarse territorio adentro, más cerca de la ciudad y de las líneas de suministros aliadas. Los tanques de vapor y el pegaso tendrían que ser reparados y eso llevaría algún tiempo. El terreno donde se había luchado pasó a ser una tierra de nadie, abandonado temporalmente por imperiales y caóticos, y los granjeros que allí vivían huyeron a la ciudad en busca de protección. Del otro lado de las montañas, muy lejos, Light Daemon había levantado campamento. Sus hechiceros intentaban curarlo apelando a sus magias arcanas, mientras que en su mirar teñido en sangre sólo había un deseo: venganza.











Ficha Técnica

Contendientes
Jkrax (Imperio)
Dark Angel (Caos)

Tamaño de los ejércitos
2000 puntos

Fecha
Enero 2010

Resultado
Empate.

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