FLINGAR IMPERIALIS

HOCHLAND, HOCHLAND ÜBER ALLES

Crónica XIII

Las Montañas Grises




Fueron aquellos, sin duda, días aciagos para el imperio flingardiano. Desde las inhóspitas tierras del norte, una gran avanzada del caos se cernía inminente sobre el Imperio. Una expedición marítima enviada a Khemri se había llevado valiosas cantidades de tropas y vehículos en un intento por conseguir más hierro negro para alimentar la maquinaria bélica del Imperio. Para completar el panorama, los enanos de las montañas grises habían cesado hacía meses toda comunicación, y las partidas de exploración enviadas a averiguar sobre su paradero habían desaparecido sistemáticamente sin dejar rastro.



Motivado por todo eso, y antes aún de saber sobre la invasión caótica, el Oberkommando flingardiano comisionó un ejército con la tarea específica de ir al sur, a los yacimientos de metales pesados de las Montañas Grises, en un intento por averiguar algo de la situación.



Partieron de esta forma los flingardianos, una vez más a la lucha imperialista, azuzados por los siseos de sus motores de vapor y el elegante cabalgar de sus caballos de guerra. Durante una semana completa marcharon, deteniéndose ocasionalmente para acampar, y al amanecer del séptimo día arribaron al lugar indicado.





Las Montañas Grises estaban muy bien defendidas.


Al llegar se encontraron con un gran despliegue enano que protegía especialmente una colina. Allí habían apostado muchas máquinas de asedio. Se enviaron dos diplomáticos a caballo para evaluar la situación. Al volver, manifestaron al General Imperial:

- Señor, estos enanos dicen estar al mando de un tal Peluk-he BarbaHierro, y dicen que ahora estas montañas les pertenecen. Se niegan a seguir comerciando con nosotros, y no han revelado datos sobre el líder enano anterior. Nos dan una hora para volver por donde vinimos.


El Archilector contempló las filas enanas, a lo lejos, con actitud pensativa. El capitán flingardiano ordenó a sus hombres desplegar su pegaso mecánico, mientras vociferaba:

- !No hay nada que pensar, Archilector! !Hay que pasar a la acción! !Flingar necesita esos metales! Estos porfiados enanos habrán de comerciar por las buenas o por las malas.


Con lo cual los tanques de vapor iniciaron sus temibles motores y el ejército rojo y negro de Flingar se lanzó a la lucha.





El flanco fuerte flingardiano, con dos tanques de vapor y un pegaso.



Vista a vuelo de pájaro de las posiciones enanas.



Al contemplar la resolución humana, los enanos no perdieron el tiempo. Cañonearon el tanque imperial MK3 con furia, y lograron a fuerza de balas y virotes causarle una gran apertura lateral. Humo y chispas sacudieron el gigante flingardiano, y la caldera de vapor exhaló tristemente mientras el blindado se detenía. Atentos a esto, el segundo tanque imperial avanzó hasta resguardarse tras una granja cercana apoyado por el pegaso mecánico. La caballería avanzó a toda prisa al reparo de un bosque cercano. Los arcabuces se mantuvieron silenciosos ya que los hábiles enanos estaban desplegados fuera de su rango de acción. Los cañones dispararon y apenas pudieron acabar con algún que otro artillero enano.



Los humanos también contaban con artillería.



La segunda volea de proyectiles enano fue aún más agresiva. Continuaron destruyendo el MK3, mientras un grupo de valientes guerreros avanzó para arremeter el blindado MK2, posicionado detrás de una granja. Las artillerías de ambos bandos continuaron tronando, aunque la nota la dio uno de los capitanes de los arcabuceros con su rifle Hochland, matando al ingeniero de la mortífera catapulta enana lo cual redujo considerablemente su efectividad.



El MK2, blindado superviviente, avanzando junto al pegaso mecánico y a una unidad de exploradores, aprovechando la cobertura de una granja cercana.




La caballería avanzó parapetándose tras un bosque.



El ambiente estaba caldeado y los guerreros enanos intentaron cargar al MK2, pero en el último momento su convicción falló al contemplar el leviatán de acero flingardiano y se vieron de pronto acorralados por exploradores imperiales en un flanco y por el pegaso mecánico por detrás. Intentaron huir en desbandada, pero el MK2 los arrasó con auténtica furia mecánica y la unidad completa fue destruida. Fue este quizás el principio del fin para los enanos, ya que su flanco quedó expuesto, y tanto el blindado MK2 como el pegaso y los exploradores penetraron en el mismo. Al mismo tiempo, la caballería imperial cargó al mando del Archilector y arrasaron con justa violencia un gran grupo de atronadores enanos.



Valientes pero insensatos, los guerreros enanos quedaron atrapados en una emboscada increíble y huyeron despavoridos.



Un cañón órgano enano extrañamente estalló en sus disparos iniciales (investigaciones imperiales posteriores demostrarían que a causa de una carga excesiva de pólvora), mientras que un cañón imperial también fue destruido, para gran sorpresa de los imperiales. la investigación sobre este último cañón todavía no ha arrojado resultados concluyentes.



La caballería cargó sobre unos atronadores. Éstos aguantaron y dispararon, causando alguna baja.



Sin embargo, la suerte estaba ya echada para las gentes de Peluk-he BarbaHierro. Mientras tropas imperiales avanzaban por el flanco, un grupo de mineros enanos entró a destiempo a la contienda y salieron justo para atacar la posición del cañón que había estallado. Cuando se asomaron, se encontraron con los restos del cañón y del tanque MK3 que ya había sido pulverizado, pero también con una lluvia de plomo de un grupo de arcabuceros que los esperaba. Un interrogatorio llevado a cabo más tarde sobre el Minero superviviente reveló que éstos se habían perdido en túneles que desconocían y por eso tardaron en aparecer.



Con el flanco enano destruído, unidades imperiales proceden a tomar violentamente la colina.



Un violento cañonazo golpeó al blindado MK2 justo antes de tomar la colina, pero la buena suerte y la sólida construcción flingardiana permitieron que el tanque apenas sufriera una herida menor y continuara operando. Con renovado brío cargaron los imperiales la colina y sus máquinas de asedio. Un grupo de barbaslargas, ocultos toda la batalla tras un bosque, salieron a último momento sólo para recibir el plomo de los Outriders y un destacamento de arcabuceros que aún quedaba en pie. Fueron horriblemente diezmados y no llegaron a entrar en combate.



Los BarbasLargas, quienes pasaron el combate esperando tras unos bosques y salieron al final sólo para recibir el plomo de Flingar.




Tropas imperiales consolidan posiciones en la colina disputada.



Hacia el final del combate, solo sobrevivieron un puñado de BarbasLargas (izquierda) y un Minero (arriba).





Esa misma tarde, mientras los imperiales hacían un recuento de las máquinas enemigas capturadas e interrogaban a los prisioneros, apareció una comitiva de Peluk-he BarbaHierro con intenciones de negociar. Se les informó a los enanos que a partir de ese momento las Montañas Grises pasaban a ser jurisdicción de Flingar, que allí se erigiría un fuerte y que los enanos que quisieran podrían trabajar las mismas por un porcentaje de lo extraído. A regañadientes volvió la comitiva por donde había venido y de ellos, así como de Peluk-he BarbaHierro no se supo más a partir de ese momento. Se erigió entonces un campamento Imperial que luego sería transformado en fortaleza, y se procedió a vigilar muy atentamente las montañas grises. La falta de respuestas de parte de Peluk-he BarbaHierro no presagiaba nada bueno.




Ficha Técnica

Contendientes
Jkrax (Imperio)
Peluche (Enanos)

Tamaño de los ejércitos
2000 puntos

Fecha
Mayo 2010

Resultado
Victoria Decisiva a favor del Imperio

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